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Daniel Potes Vargas

OPINIÓN

Tulueñerias Edición 442

Razón y verdad en Carlos Alberto Coronel
Profundo estudioso de la Teología bíblica, el ingeniero Carlos Alberto Coronel Lozano asegura que la razón es o puede ser transitoria y adaptada a cada uno. La verdad es una sola. La razón se acomoda muchas veces a la realidad, por ello atrae más que la verdad que sólo se parece a sí misma.

Luis Bernardo Hoyos
Este nativo de Piscis maneja una fértil poliglosia. Habla Francés y Portugués. El Inglés lo habla con fluidez ya que se graduó como Experto en Relaciones Internacionales en New York. Vivió en los EEUU veinte años y tres años en Europa. Francia, España, Alemania, Italia, Hungría y Suiza fueron los países que más conoció. Estudia Administración Pública e investiga a diario en tales campos. Ajedrecista, futbolista y nadador, es líder deportivo. Tendrá los afectos de Nacho Martán en su aspiración a la Alcaldía de Tuluá. Respeta a cada uno de los candidatos a ella. Aunque nació en Cali, lleva muchos años en Tuluá como para ser orejón adoptivo. Gran amigo de Rafael Eduardo Palau Salazar y de Diego Holguín Parra, es esposo de Luz Marina Castiblanco y padre de dos niñas, Jessica Lorena y Nicole Tatiana.


Los libros de Palau
No es que los haya escrito sino que estadísticamente Rafael Eduardo Palau Salazar es el burgomaestre (Maestro del burgo en Castellano antiguo) que más ha publicado texto de autores tulueños. Financió la edición de diez libros en un semestre. Ejemplo para muchos que cacarean y critican y nunca editaron nada a los tulueños.

Mítico Allanamiento
El 24 de Abril de 1994 ocurrió o tuvo lugar un operativo militar y policivo tipo Hollywood. Naves, comandos, contraguerrilla. Objetivo: atrapar a Víctor Patiño.. No era Patiño Fómeque sino un homónimo. Víctor Patiño, sencillo tulueño maestro de escuela y librero de segunda, fue el blanco antes y después de la operación. En Colombia hay muchas cosas pero como comenta el genial Gabo, la realidad deja atrás a la ficción. Disculpas, chequeos, interrogaciones para darse cuenta que no era el temible narcotraficante sino mi amigo el vendedor de libros de la calle 26. La leyenda queda y la memoria pasa.