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Daniel Potes Vargas

OPINIÓN

Wilson Amador Corrales

  Horacio Serpa Uribe y Wilson Amador Corrales
Daniel Potes Vargas

Wilson, el hijo Amador de Amada,  contratista del Ingenio San Carlos, es hijo de Luirson Amador Cruz y Amada Corrales Betancourt. Fue el nieto consentido de doña Leonor en su casa de Nariño. Hermano de Alexander, fallecido en 1992 y de Yuliana; estudió su pre-escolar y jardín en el colegio Alfonso Potes Roldán, de Confamiliar y su primaria entre las escuelas de El Jardín y Policarpa Salavarrieta, cercana a Levapán.
Su bachillerato lo estudió en el Instituto Industrial Carlos Sarmiento Lora, en las rectorías de Eleázar Puerta (Tachuela) y Evadelina Ayala.
Es Tecnólogo en sistemas con un diplomado en Gerencia de proyectos y cuatro semestres de Ingeniería Civil, carrera que piensa concluir. Fue también docente de Sistemas en el colegio Céspedes, en su época boyante 
Wilson es propietario de Tecni – servicios del Centro del Valle, SAS.
Fue el pionero de las canchas sintéticas en Tuluá. Aspira a servir a su ciudad con un sentido de gerencia, empresa y acción social.
Está casado con Mónica Corrales Flórez y es padre de Daniela, de trece años, y Estiven, de cinco. Wilson es presidente actualmente del Comité Liberal Municipal de Tuluá y aspira a dinamizar la próxima configuración edilicia de su c
iudad natal.

De estudiante a maestro

Por: Daniel Potes Vargas 

José Antonio Quevedo Pineda: este tulueño de extracción popular, nacido en el barrio La Trinidad, es hijo de Ramiro Quevedo y Luz Nelia Pineda Valencia. Cursó su primaria en la escuela Guillermo E. Martínez, y su  bachillerato entre el Gimnasio del Pacífico y el Colegio de Occidente. Estudió Tecnología de obras civiles y es especialista en Procesos catastrales del Instituto Agustín Codazzi. Trabajó en acción social desde muy joven  y su abuelo Leonardo Pineda tuvo un directorio gaitanista en La Marina. Pertenece a una familia de seis hermanos, el mayor de los cuales es Ramiro y la menor Luz Nelia. Es padre de Laura Vanessa, Brian Andrés, Saray Jimena y Stefanía. Se considera de sentimientos cristianos e igualmente un buen hijo.
Su accionar  se realiza en las zonas más marginales de Tuluá. Piensa que todo concejal que se preocupe por el futuro de Tuluá  debería promover la generación de empleo y capacitar a la mayor cantidad de tulueños posible. 
Este joven líder comunitario considera que lo mejor de Tuluà es su gente y lo peor el poco amor de su  clase dirigente, que antepone el interés particular al general. Para él es un orgullo que alguien sea concejal de su ciudad y trabajar socialmente por su población.

Jaimito El Ubicuo Por: Daniel Potes Vargas

Jaime Montoya Candamil, antes de ser ubicuo, fue ganador del premio de periodismo Simón Bolívar por un trabajo llamado “Secretos de escritores”, donde abordaba a manera de entrevista, la vida y obra de autores nacionales y extranjeros y, entre ellos, claro está, a varios tulueños, escritores de su natal Tuluá aunque nació en Medellín. Quizá ahí radica la clave de su ubicuidad.
Es de dos partes, como mínimo. Hijo de un fraile franciscano que leía Las florecillas de San Francisco y enamoraba paralelamente, Jaime descubrió el don de la ubicuidad, pero de tipo pensional. Halló que por cada libro publicado, un funcionario oficial podía hacer valer dos años para su pensión.
Como tenía cinco títulos editoriales, le valieron una década. Diez años que anticiparon en dos lustros su jubilación. Estaba trabajando y al mismo tiempo adelantado en la cronología. 
Jaime publicó un libro cuando fue jefe de prensa del cardenal Alfonso López Trujillo, y otro dedicado a Manuel Mejía Vallejo, de quien fue gran amigo. 
Carece de cabello porque ni el Dr. Dávila Dávila, su apóstol dermatológico en Tuluá ha logrado con los implantes foliculares rescatarlo del reino absoluto de la alopecia. Pelos no tendrá, pero sí muchas ideas y con ellas ha administrado el fervoroso amor de viudas otoñales y bien nutridas de recursos.
Jaime Montoya Candamil, hace poco fue visto charlando a lo largo de la séptima en Bogotá en compañía del intelectual Otto Morales Benítez, y al mismo tiempo reportaron su visión y su presencia en el estrecho del Bósforo. El problema, para los profesores de Física en Tuluá, es saber cuál presencia es más real, la de Bogotá o la del estrecho que separa a Europa de Asia. Hace aparecer montañas en el centro de Barranquilla y agua en el desierto de la Tatacoa. Este poeta y declamador que usa túnicas muy blancas y largas para declamar y consume cenizas del santo Sai Baba, atribuye el ser abogado que litiga en varias ciudades al mismo tiempo, don que se lo permite la ubicuidad, a los consejos espirituales de su padre. Hijo de ensotanado sale poli ubicuo, comenta entre risas bondadosas y pensamientos que contravienen las leyes de la geometría y la geografía.