GEWB

Daniel Potes Vargas

OPINIÓN

Tulueños Destacados Edición 589

Roosvelt 
Rodríguez Rengifo 
Nacido en una ciudad cuyo parque tiene palmeras dietéticas y decretó que el mes de agosto es el del retorno; este político de talla nacional lleva como nombre el apellido de grandes de Estados Unidos, de presidentes.
Roosvelt nació en una ciudad que no es grande, en Bugalagrande, porque  la grande  es la otra, Buga la real, “larrial”, como pronunciaban antiguamente en el Valle. Egresado como bachiller del mítico Gimnasio del Pacífico de Tuluá, es un cincuentón que marcha triunfante hacia el Senado de Colombia. Especializado en Derecho administrativo y constitucional en la Universidad Libre de Cali, donde se hizo abogado, Roosvelt fue secretario de Tránsito y transporte de Cali. Se caracteriza por su nobleza, su serenidad y su amor por la cultura, por la literatura. Fue abogado investigador de Dancoop y su labor legislativa  lo ha llevado a ser brillante dentro del panorama parlamentario. Dilecto y predilecto  de la ex senadora Dilian Francisca Toro, Roosvelt (sin e después de la s) va en la nave victoriosa al lado de su co-equipero Rafael Eduardo Palau Salazar. Este abogado es muy apreciado por sus amigos de toda índole y catadura social.


Ignacio Cruz Ortiz 
Cercado por la tradición y la nobleza, este notario tulueño de Facatativá, es un ejemplo de hidalguía y capacidad intelectual. Hijo  de Mariela Ortiz y del ex senador y diplomático Ignacio Cruz Roldán, que fue un bacteriólogo alcalde de Tuluá, estudió en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, en el San Juan Bosco, en el Externado de Colombia, en la universidad Jorge Tadeo Lozano y en la Alianza francesa de Marsella (France) y en el Abraham Lincoln Institute de San Juan de Puerto Rico.
Sus cargos son innumerables, pero esta es una breve relación de ellos: la Fiduciaria de Bogotá, el Concejo de Santafé  de Bogotá, Procuraduría general de la Nación, docente en la universidad de La Sabana , Avocat de la Societé civil professionelle en Le Mans, Francia; profesor de la Jorge Tadeo Lozano e investigador fiscal de la Contraloría General de la República, son algunos de los cargos públicos desempeñados con lujo de competencia por este ilustre y sencillo tulueño, pleno de nobleza y categoría humana. Hombre de grandes dotes intelectuales, es amante de las buenas lecturas y de viajar por el mundo al lado de su familia.
“Nachito”, como lo  llaman con cariño sus amigos, ha sido miembro del Tribunal deportivo de tenis de mesa en Bogotá. Muchos lo ven como una carta de lujo para ser alcalde de Tuluá.

Tulueños Destacados Edición 587

Jorge Isaac
Urriago Solano

El impresionismo fue una escuela. Leroy, crítico de arte, acuñó el vocablo hacia 1874 para referirse a un cuadro de Monet, impresión, salida de sol. Más que intentar reflejar la realidad, querían sus pintores reflejar, de manera sutil, la impresión que causaba en la sensibilidad de ellos, la realidad misma. Buscaban que la luz, el color y el espacio generaran impresiones simultáneas, no separadas. Así vieron al mundo, a Francia y a París. En Tuluá, a muchos kilómetros de la mítica Lutecia, Jorge Isaac Urriago Solano, que nunca quiso firmar sus trabajos con su apellido sino con su nombre, hacía lo propio con la bella y extraña Tuluá. Casado con Marina Padilla, es padre de Fernando, Luz Marina, Jorge Hermán, Isabel Cristina y Carlos Alberto, que vive en Australia; y Antonio José. Jugó fútbol hasta los 80 años y practicó ese deporte en La Planeta, con Carlos Holmes Trujillo García en su juventud. Allí jugaban descalzos. Jorge tenía la biblioteca más costosa y valiosa sobre impresionismo que había en el Valle del cauca.
Fue el extraordinario Alfred Sisley, impresionista mayor de la tribu pictórica, el que mereció más su estudio y atención. Quiso reflejar a Tuluá no tanto como era sino como él la veía en sus trazos estudiados de Monet, Manet, Pissarro, Renoir, Degas y limitó sus colores a los del espectro solar. Callado, como sabio de su planeta y pincel, Urriago Solano hizo un inventario de los rincones mágicos de Tuluá. Disciplinado y amante de la calidad pictórica, dejó ejemplo como padre amoroso y ciudadano correcto en su ciudad. Abogado y docente, Jorge será un capítulo inolvidable del arte de Tuluá. Sus paisanos lentamente se darán cuenta del inmenso amor que puso en el mundo de la pintura como exaltación estética y trasnformadora de la realidad. De cerca el trabajo impresionista parece no ser mucha cosa. A cierta distancia es una realidad exaltada a muchos otros niveles. Y eso hizo Jorge Isaac. Cada año publicaba con  recursos propios su almanaque con algunos de sus trabajos. No hubo ángulo de Tuluá que no abordara. Por ello, Tuluá le debe una memoria sutil a este gran artista que le cantó desde el color y la amó desde el silencio.
Jorge Urriago Solano, fallecido hace poco, es un ejemplo de calidad pictórica en Tuluá.

Jairo Antonio
Arbeláez

En Tuluá hay varias educadoras de las cuales no tenemos mucha información. Entre ellas Julia Restrepo de Cifuentes, María Josefa Hormaza y Julia Becerra. Este abogado tulueño se crió en la casa de la última educadora y conserva la cama donde dormía la ilustre matrona y docente.
Nacido en Belén de Umbría en 1950, se crió en Medellín una parte de su vida y muy temprano fue traído a Tuluá, a la casa de las Becerras, Rosa, Carmen, Sara, Esther y por supuesto, Julia. Levantado luego con Caicedos ricos, hizo su primaria entre el colegio Franciscano y la escuela Tomás Uribe Uribe. Su bachillerato lo hizo en el San Juan Bosco y lo costeó Nacho Cruz Roldán, su padre adoptivo.
Vivió un tiempo en Venezuela y se graduó de abogado en la Uceva. Ha desempeñado muchos puestos de importancia en la administración pública y se jubiló cuando trabajaba en la Oficina de apoyo judicial del Tribunal Superior de Buga.
Cree que lo peor de Tuluá es la inseguridad y su gente lo mejor que tiene esta ciudad. Favorecido en muchos aspectos, disfrutó de becas y apoyos de gente valiosa y prestante. Jairo Antonio es hijo de Carmen Arbeláez y de Gilberto Becerra y es parte esencial del paisaje urbano de Tuluá.

Tulueños Destacados Edición 584

Gilberto Román Rivas
Hijo de Arturo Román y Bernarda Rivas, de Andes-Antioquia, la tierra del genio nadaísta Gonzalo Arango Arias, nació en Sevilla-Valle. Este menor de seis hermanos, estudió su primaria en la escuela Ricardo Nieto de Caicedonia y su bachillerato en el Gimnasio del Pacífico cuando era rector Hernán Vergara. Es primo del célebre jinete Hellman Román, estudió Educación física y salud en Univalle y allí mismo se especializó en Docencia Universitaria.
Gilberto hizo una especialización en Gerencia estratégica de Instituciones educativas con la Autónoma de Occidente de Cali. Ha sido profesor de la Uceva en Natación, Fútbol, Deportes colectivos, Entrenamiento deportivo y Asesoría en práctica docente.
Decano de la facultad de Educación Física, Recreación y deportes de la Uceva de 1998 a 2005 y presidente de Cortuluá dos años; recuerda que alguna vez castigó a Faustino Asprilla cuando era muy joven y lo dejó sentado en el banquillo. El equipo iba perdiendo y faltando tres minutos para concluir el encuentro entró Faustino y no sólo empató con su equipo sino que lo hizo ganar. A  Gilberto le dijeron vulgaridades y lo tildaron de racista. Con el tiempo se hicieron los mejores amigos.
Recuerda que su apelativo de “Pechuga” se lo puso Reinaldo Arroyave, cuando le vio las piernas muy blancas. Arroyave dijo “esas patas parecen una pechuga”, y así se quedó. Gilberto considera que el mejor alcalde que ha tenido Tuluá fue Carlos Alberto Potes Roldán y que un tulueño de esa talla intelectual, ética y moral lo produce la patria chica cada siglo como mínimo.

Camilo Patiño Moreno
Nacido en El Overo-Bugalagrande, se siente tulueño medular. Es el cuarto de nueve hermanos este hijo de Gentil Patiño Soto, de Titiribí, y de Amelia Moreno Domínguez. Casado con María Florentina Vargas Pineda, es padre de Claudia y Andrea, dos profesionales tulueñas. Su primaria la cursó en una escuela de su localidad natal y el bachillerato en el colegio de don Joaquín Rentería. Es graduado en Contabilidad y comercio y es, con su esposa, desde 1973, un veterano promotor de seguros en Tuluá. Lo peor de esta ciudad es el malandrinaje actual y lo mejor, su gente. Con cuarenta años de promoción aseguradora en su oficina de Plenocentro, Camilo está lleno de anécdotas del bar “Peor es nada”. Una vez unos fotógrafos de El Espectador entraron a la taberna donde él consumía cervezas frescas con Olíder Holguín y Alfonso Gallón; el tabernero puso una garrafa sobre la barra y se dedicó a dormir. Libaron como corsarios y cuando él despertó le preguntaron sobre el monto de la cuenta. Fue cuando dio una respuesta muy propia de Tuluá: “si no lo saben ustedes que son los que están bebiendo mucho menos yo que soy el que está durmiendo”. Eso fue en la década de los sesentas. Luego, en una página del diario bogotano salió una foto del establecimiento con una leyenda “en Tuluá usted si quiere paga lo que bebe, si no, no hay problema”

Tulueños Destacados Edición 582


Jaime Rojas Laverde
Hijo de Jesús Alberto Rojas Iregui, bogotano y de Julia Laverde Sabogal, de Choachí, Cundinamarca, es el último de tres hermanos, el ingeniero Alfonso y el médico Hernando.
Su primaria la cursó en el Liceo Cervantes, que dirigía en su época Jesús Casas Manrique, hermano del sabio lingüista José Manuel.
Su bachillerato lo hizo en el Colegio Mayor del Rosario y tuvo profesores de privilegio como Eduardo Carranza y Andrés Holguín, el filósofo y el traductor. Estudió Antropología en el Instituto Etnológico nacional. Allí tuvo profesores de la talla de Danilo Cruz Vélez y Gerardo Molina. Lleva cincuenta años como profesor, estudió Antropología social en Méjico, donde trabó amistad con Alfonso Reyes. Ha sido profesor de la Uceva, donde creó el Departamento de Sociales, en la Normal Central de Tuluá, en el colegio Céspedes, en el Académico de Buga, donde fue coordinador; en la Base Aérea Marco Fidel Suárez, donde fue Secretario Académico; en el Liceo Francés y en el Colombo Británico, así como en la Universidad de América. Gran lector y viajero, el profesor Rojas Laverde es una gloria y honra de la pedagogía colombiana.

Nelson Lozano Pérez
Este mitológico profesor de Cálculo diferencial es hijo de César Augusto Lozano Victoria, de Tuluá y de la antioqueña Margarita Pérez Posada. Es el séptimo de diez hermanos en una familia donde hay cuatro mujeres.
En las escuelas Guillermo E. Martínez y José Antonio Galán, cursó su primaria y en el mítico Gimnasio del Pacifico, su bachillerato. Estudió en la Univalle, donde se graduó como licenciado en Matemáticas y Física. Pertenece a una brillante generación de maestros dorados, de legítimos educadores como Hernando Rincón, Rodolfo Jaramillo, James Cárdenas y Ever Henao. Todos ellos fueron alumnos del Dr. Guillermo Obando Moreno. Casado con Élida Escobar Castaño, es padre de Carlos Alberto, piloto comercial e ingeniero industrial; y de German, médico de Unilibre, Cali. Cuando entraba a sus clases de trigonometría con compases y transportadores, llamaba la atención sobre aquello que él llamaba sus estrategias metodológicas. La materia que vio más dura fue Análisis matemático, que la dictaba un hindú en Cali.

Tulueños Destacados Edición 580

Henry Ramírez Ramírez
Hermano de una leyenda de la política tulueña, Javier Ramírez Ramírez, es de nombre completo Henry Ramírez Ramírez Ramírez Ramírez. Hijo de Eladio Ramírez Duque, de Marinilla y de Ana Ramírez Álvarez; estudió su primaria y bachillerato en el colegio San Juan Bosco. Casado con la antioqueña María Marlene David, Directora de Cross Way Center, tiene otros tres hermanos: Blanca, Javier y Alonso (ya fallecido).
Es economista de la Universidad Cooperativa y de la Universidad de Medellín. Su relación o inventario de cargos es abrumadora. Ha sido docente de la Universidad del Valle y de la Uceva; fue secretario de Hacienda de Tuluá en 1986; es miembro de la Sociedad antioqueña de economistas de Antioquia, entre otras asociaciones de tipo académico y cívico. Los hermanos Ramírez han dejado huella en Tuluá. Ahora está asociado como asesor a la Gobernación del Valle.

Gilberto Belmer García Mendieta
Ser hermano de un sabio hace sobrellevar un referente complejo,  pero en el caso de Gilberto Belmer, ilustre ex profesor de Español y Literatura - hay una diferencia. Obtuvo el más alto puntaje en la Nacional de Bogotá en su carrera universitaria. Su primaria la cursó en Barragán, en la alta montaña tulueña y su bachillerato entre la Escuela Mercantil y el mítico Gimnasio del Pacífico, donde su hermano Jorge Saúl una leyenda dorada.

Casado con Ana Julieta Fernández, es padre de Geobani y Carolina, doctorados ambos con honores. Gilberto es profesor de los que ya no abundan en el mundo docente y dirigió muchos periódicos colegiales. Es autor de nueve ensayos de tema literario y filosófico e igualmente ha recibido múltiples condecoraciones este tulueño ejemplar.

Tulueños destacados Edicion 572


Gilberto Castrillón Valencia.

Hijo de Jesús Antonio Castríllon Agudelo y de Evangelina Valencia López, este sevillano tulueñizado estudió su primaria en la escuela Hugo Toro Echeverry de su cafetera ciudad natal y su bachillerato en el Santa Librada de Cali. Con una tesis llamada La democracia en los países latinoamericanos, se graduó como abogado en la Universidad Santiago de Cali. En su larga carrera pública Gilberto ha ocupado, entre otros, los siguientes cargos: Director de la Oficina de Control interno de la Contraloría del Valle y asesor jurídico de la misma oficina, así como Defensor del pueblo en Cali, donde ahora hay dos tulueños en esas oficinas. Su propósito fundamental es ejercer control fiscal de las finanzas municipales de Tuluá. Lo mejor para él, de Tuluá, es su gente y lo peor, la inseguridad.



Cupertino Fajardo Hurtado


Este tulueño de adopción y docente universitario, nació en Togüí, Boyacá. Hijo de Lisandro Fajardo y María Adiela Hurtado, es el sexto de los 10 hijos. Su primaria la cursó en la escuela urbana de su localidad natal  y el bachillerato en el colegio Miguel Jiménez López de Tunja. En la Universidad Pedagógica  de la capital boyacense cursó sus estudios de Economía e hizo una especialización en Docencia universitaria con Univalle. Tiene maestría con la Universidad Javeriana en Desarrollo rural. Ha sido catedrático tanto en la Uceva como en Univalle, de las asignaturas de Macro y Microeconomía. Vice-rector Académico de la Uceva, Cupertino considera que sus tres logros fundamentales son: implementar los programas con Registro certificado, la acreditación de alta calidad, la universidad a distancia y los programas de Comercio internacional. Fajardo Hurtado es persona aplomada y fungió como Decano de Administración de empresas del Alma mater tulueña.

Tulueños destacados edición 568




Adonaldo Russi Russi

Hijo de Salvador Russi Coy y de Saturia Rusi Russi, es el menor de cinco hermanos. Cursó su primaria entre escuelas de La Marina y la Tomás Uribe Uribe de Tuluá, cuando era rector el abogado y pintor impresionista Jorge Urriago Solano. Casado con la docente María Cenelia Orjuela Russi, autora de una Monografía de Barragán y Santalucía; es padre del administrador de empresas Raúl Andrés y de la Agrónoma de Unicaldas, Nora Isabel.
Cree que lo peor de Tuluá es su inseguridad y lo mejor, su gente. En Barrancabermeja fue director de la Uso y topógrafo del Incora en el Huila. Considera que Monsieur, Arturo Cruz Aparicio, llevó a su máximo esplendor al Gimnasio del Pacífico, en contraste con su decadencia actual.
Contador de la Uceva, ha ejercido su profesión con el brillo de los barragueños en el mundo. Fue gran amigo del fotógrafo artístico Jaime Herrera Barrera y del pintor Diego Fernando Bedoya, cuyos óleos sobre la divina belleza de Barragán embellecen su casa en el mítico barrio Céspedes.


Ligia Emma Tascón Cruz

Esta bella Psicóloga del signo Virgo, es hija del ganadero Toño Tascón y de la abogada Sonia Herminda Cruz, quien en sus días juveniles fue símbolo sexual de Tuluá. Casada con el ingeniero civil Alejandro Ávila Restrepo, es madre de una legítima princesita, María José Ávila Tascón. Graduada en la Universidad de Manizales, fue danzarina de ballet clásico bajo la orientación de la profesora Amparo Silva. Hizo su bachillerato entre el colegio Nazareth de Tuluá y un colegio de secundaria en Cuba, donde estudió a fondo el ballet clásico. Ligia Emma hizo su primaria en la tradicional escuela Julia Becerra, que lleva el nombre de una docente dorada de Tuluá.

Tulueños destacados Edicion 566



 Orlando Amaya P.,  Pintor y Escultor
 Orlando Anapa Paredes, hijo del tenor Paco y de la mezzosoprano  Esneda, quiere ser más recordado como pintor y escultor que como rector de colegios. Inicialmente trabajó sobre lienzo, sobre acrílico y sobre madera. Ese mundo de canvas es bello pero lo dejó al poco tiempo. De tendencia figurativa, su paisaje es el ser humano, hombre o mujer. Su arte tiene inspiración erótica y es poco paisajística. Para la escultura de tipo pop art, comenzó a trabajar con palitos y tapitas, para hacer algo moderno y original. Todo lo usaba para los fines escultóricos, botones, pedacitos de cuero y trozos pequeños de madera.
Tiene una persona que le vende sus cuadros en Roma y ya vende por internet. Elegante y barbado como un profeta del Valle del Cauca, Orlando va entre cuerpos y penumbras, entre sombras e iluminaciones, llenando de arte esta tierra de cromías rojas.


Ciro Morán Materón
Este ilustre escritor de textos sobre Derecho internacional es un tulueño medular telúrico. Su primaria la hizo en la escuela Anexa y su bachillerato en el mitológico Gimnasio del Pacífico. Abogado de la Universidad Libre de Bogotá, este internacionalista es igualmente un destacado atleta, ganador de múltiples maratones. Presidente fundador del Colegio de abogados de Tuluá fue profesor fundador de la Uceva y asistió a los capítulos iníciales e históricos de su creación y desarrollo. Su experiencia laboral llenaría varios folios al ser detallada pero desde su condición de juez hasta su participación en múltiples seminarios y ponencias internacionales, la vida y la obra de Ciro Morán es un destacado esfuerzo y una entrega notable a la sabiduría jurídica. Su hijo Ciro Alexander es igualmente un destacado litigante, ex-juez y gran futbolista. Ha publicado en Revistas especializadas en temas jurídicos de la Uceva y es autor de siete libros que han logrado analizar temas delicados y sutiles como los diferendos de Colombia y el Derecho internacional humanitario, en cuyos asuntos teóricos y filosóficos es una auténtica autoridad de renombre nacional. Ciro Morán Materón es hijo epónimo de esa barriada entrañable de Tuluá, el barrio Popular, donde vive con su esposa, jurista también como él. Como atleta y como jurisconsulto, el Dr. Ciro Morán Materón es un orgullo de y para Tuluá.

Tulueños destacados Edicion 564

 Jairo Ramos Acevedo
Este ilustre poeta y catedrático del Externado de Colombia y de la Universidad San Buenaventura de Derecho Constitucional, nació en Cali en 1956. Le agrada decir su edad y que es hijo de Alfredo Ramos Barco y Carmen Acevedo Collazos. Pertenece a una familia de once hijos y cuando egresó como gimnasiano en Tuluá, ocupó el primer puesto en la promoción de 1976. Ha sido columnista de El Tiempo, El Pueblo, El País y Occidente  de Cali. Publicó  seis textos sobre temas jurídicos y su poemario se llama “Un concierto de amor y otras pasiones”. Es especialista en Derecho administrativo. Graduado  con honores en el Externado, Jairo  es tulueño de adopción y sentimiento. Este ilustre profesor de la Santiago de Cali, de la Universidad del Valle y de la Libre de Cali, es un enamorado del amor y su poesía es marcadamente erótica. Eso es signo y símbolo de gran vida emocional e intelectual.


El intendente Arévalo,  a toda marcha

Es de los pocos tulueños que no es de adopción sino telúrico y genealógico. Luis Eduardo Arévalo Rosero, es hijo de José Vicente Arévalo López. No hubo mujeres en su casa. Sólo dos varones. Estudió en la escuela José Antonio González, este hijo de Lucrecia Rosero Cansimansi. En el bachillerato hizo algo de turismo, ya que la  mitad de él la cursó en el mítico Gimnasio del Pacífico y la otra mitad en el colegio Ricardo Nieto de Cali. Es básicamente un semifondista  y un entrenador de atletismo, especializado ahora en atletas infantiles. Corrió al lado de glorias de la patria como Víctor Mosquera, Domingo Tibaduiza y Silvio Salazar. Muchas ciudades lo han visto pasar como una bala humana, constante y resistente. Pereira, Manizales, Popayán, Bogotá, Armenia han sido escenarios de sus triunfos. Practicaba corriendo hacia El Rumor y hacia El Picacho y cree que Ciro Morán Materón y Anselmo Victoria, Pachanga, son  legítimos valores del deporte atlético en Tuluá, tierra algo ingrata a la hora de reconocer a sus valores de todo tipo.
Lleva 35 años como entrenador, primero con la Junta Municipal de deportes y luego con el Imder Tuluá. Fue un protegido del Dr. Carlos Alberto Potes Roldán. Ha sido entrenador varias veces de la Selección Valle, logrando para ella numerosos triunfos. Según este ex-agente policial, figura ya legendaria en Tuluá, hay que sensibilizar a la niñez y juventud sobre la importancia del deporte. A mayor, actividad deportiva, menos drogadicción en los diferentes barrios. Lamentablemente en Colombia no hay una política de Estado sistemática y fuerte en materia deportiva. Nuestros campeones muchas veces entrenan en condiciones casi infrahumanas en comparación con la forma de vida de otros países. Actualmente prepara futuros campeones en las modalidades de gorriones, pre-infantiles e infantiles. Por eso se dice que Arévalo anda a toda mecha.

Tulueños destacados Edicion 562

César Augusto Arana Vélez

Tulueño de adopción, nació en Buga. Sus padres, Jesús María Arana Gil y Rosalba Vélez Blandón, le dieron otros seis hermanos. Hizo turismo estudiantil en su primaria y disfrutó del placer de estudiar en las escuelas de doña Pérsides y de doña Zoila en Buga, a quienes había que llamarlas señoritas. Nacido en la ciudad de Cornelio Hispano, en la Buga que cada vez que Tuluá deseaba ascender en su categoría administrativa, le tenía lista su zancadilla escalafonar, estudió igualmente en la escuela Carlos Montúfar de la Plaza de la Revolución. Su padre, Chucho, era concejal de la ciudad y en esa época César Augusto, el futuro docente, cogía quenepos (mamoncillos) que caían  a un  lado del salón de clase. Es biólogo y químico de la Universidad del Valle de la Facultad de Ciencias de la Educación, como también licenciado en Sociales de la Uceva. Pero César básicamente es institutor agrícola que estudió en la Escuela vocacional agrícola de Campoalegre (Andalucía). Posteriormente, tras seis años de pasar por la Normal Agrícola, actual ITA de Buga, regresó como docente a la I.E Agrícola Campoalegre, rectorada por el Lic. Orlando Amaya Paredes.  Dicta ahora las asignaturas de Metodología de la Investigación e Introducción a la metodología, de la Facultad de Administración de la Uceva. A distancia  es docente de Competencias comunicativas y laborales. Es padre del pianista Camilo Arana Rivillas e igualmente de Diego, César y Jenny, que viven en el extranjero. Su autora preferida es Margarite Yourcenar y su libro predilecto Memorias de Adriano. Este Magister en Educación de la Unicatólica de Manizales, fue de los primeros en cursar Docencia Universitaria durante la rectoría ucevista de Israel Moreno Cruz. Este docente parece haber nacido enseñando. Recuerda que  la Escuela vocacional Agrícola de Campoalegre, llegó a ser la mejor del país y visitada por docentes de muchas regiones de Colombia y Sur América. Tampoco olvida que Camilo, su hijo pianista, es de los mejores nadadores de Colombia con múltiples condecoraciones. César Arana Vélez, está felizmente casado con María Millaret Rivillas, dama cartagüeña, graduada en archivística y actual funcionaria de la Uceva. Arana Vélez resalta el sentido de solidaridad de  sus compañeros de labor educativa a la hora de entrar a disfrutar de su merecida jubilación. 

Tulueños destacados Edición 560


 Alberto García Lasprilla
Fue supervisor de educación en la época dorada de este sector público. Hijo de José Valeriano García Padilla, estudió su primaria en Aguaclara, en la Escuela Nuestra señora del Carmen. Luego se hizo bachiller del Gidelpa cuando era rector el bugalagrandeño  Gerardo González Daza. Cuando era rector de la Uceva el poeta Néstor Grajales López, se hizo licenciado en Ciencias sociales.
El mayor de quince hermanos, sin ser familia paisa, este hijo de Graciela Lasprilla, de Ansermanuevo, Valle, fue maestro en Tres Esquinas, en la escuela Simón Bolívar. Docente en las escuelas Pedro María Marmolejo y Guillermo E. Martínez de Riofrío y Tuluá respectivamente, Alberto enseñó Filosofía en el Julián Trujillo. Con Sara Emma Jiménez fue docente en la antigua Normal. Recuerda que el legendario Arturo Cruz Aparicio, Monsieur, llamaba a un estudiante terrible múcura, pécora y rémora. Es padre de Adolfo, Fernando y Carlos Alberto. Casado con Soledad Cuesta, buscó sin cesar que sus alumnos tuvieran ortografía. Hoy las redes sociales han acabado con lo poco que queda de ella en estudiantes y algunos profesores. Será difícil volver a ver las épocas doradas de la educación de antes.


Julio César Bejarano Rengifo
Este ferroviario ha sido una locomotora de la acción comunal. Líder de familia y de la comunidad, logró crear el Centro de salud ferroviaria para una población laboral desamparada en tal sentido. Igualmente logró la pavimentación del tramo de calle desde la vía férrea hasta la esquina del viejo oasis. Hijo de Gustavo Bejarano Becerra Pérez, de Los Chancos y de María Concepción Rengifo Gómez, de Ricaurte, hizo su primaria en Robledo, en la escuela Alfonso López y en el Antonio Nariño de Bugalagrande su bachillerato. Es el menor de diez hermanos y su mundo laboral al comienzo tuvo que ver con el café, el cacao y la ganadería. Casado con María Olga Ospina, de Pereira, es padre de Julio César, Raúl, empresario del aluminio en Tuluá y generador de empleo; Milton, comerciante; de Olga Janeth, Tecnóloga de la UTP y de Sandra, experta en Salud ocupacional, que vive en Londres. Se crió en la finca La Bolsa y escribe poemas que aprenden de memoria sus hijos. 


Tulueños destacados



 Erney Orozco Bedoya

Hijo del arriero Luis Felipe Orozco Orozco, de Aguadas, de donde es El Putas en Caldas y de Teresa Bedoya Cuadros, de la misma mitológica localidad.
Estudió su primaria en la escuela José Antonio González, de Tuluá; y su bachillerato en el Gimnasio del Pacífico, cuando era Rector Gerardo González Daza y cuando Néstor Grajales López y don Jaime Rojas Laverde, eran Rector y Jefe del Departamento de Sociales de la Uceva respectivamente, se graduó como Licenciado. Fue fotógrafo del parque de Trujillo, Valle.
Aunque vivió de cerca el horror de la violencia en esa localidad, su memoria ya trasladó a otro sitio esos horrores. Enseñó en el legendario Julián Trujillo, de  Trujillo, en Andinápolis  y en La Concentración. Padre de Leonardo, Lorena y Alejandro, prefiere andar en moto que en auto. Laboró en el Instituto Industrial de Tuluá y considera que los conservadores se mataban entre sí cuando ya no había liberales para matar. Aunque sabe que su nombre se escribe con H, se la quitó para evitar líos de documentación. Poder cobrar un cheque era más importante que la ortografía.



Alfonso Rodríguez Valencia

Este hijo de Agustín Rodríguez Forero y de Margarita Valencia Agudelo, es padre de Isabel Marietta, Juan Alejandro, Gabriel Andrés y Rafael Esteban. Enamorado de su pueblo natal, Trujillo, estudió en la escuela José Antonio González de Tuluá. Su bachillerato lo cursó en el Gimnasio del Pacífico y en el Gimnasio Armenia. Es el benjamín de cinco hermanos y ha viajado por Costa Rica, México, Canadá, Estados Unidos y España. Vive en Toronto con sus cuatro hijos, los cuales hablan todos Inglés.
Ama la guaquería y el paisaje de su tierra, al igual que la calidez de los tulueños. Como ha vivido en ciudades ordenadas, ve con preocupación la desorganización total del espacio público en Tuluá. Es el monumento al caos.
Toronto, según él, es una ciudad generosa, cívica, tolerante y multi-cultural. Su autor preferido es Víctor Hugo y es un estudioso del tema de la masonería.


Tulueños destacados Edicion 551




Jaime Castillo Jiménez 


Nacido en Trujillo - Valle, estudió su primaria en el Julián Olaya de su cafetera localidad.  Su bachillerato lo cursó en el Julián Trujillo y estudió Química y Biología en la Universidad Pedagógica de Bogotá.  Su tesis se llamó La Nueva didáctica de la enseñanza de la Química.  Está casado este rector de la Institución educativa Jovita Santacoloma, con la Abogada Rosa Yenny Dávila.  Es padre de Laura Marcela, Luisa Fernanda y Samuel.
Este biólogo es hijo de Carlos María Castillo Castillo y María Fanny Jiménez.
Lo mejor de Tuluá es su gente, las ganas de liderar, su entusiasmo.  Piensa mucho antes de hablar, y eso es bueno en una época frívola axiológicamente.  Lleva cuatro años al frente de su rectoría y cree haber sembrado el ámbito de proyectos de vida desde niños.  Cree que un buen plan de desarrollo es fundamental para una política pública positiva y de sostenibilidad.  Genera una cultura de estrategias de inclusión, de valores y cultura ciudadana, este hombre que filosofa, como Nicolás Gaviria, la educación.  Su colegio ha descollado en deportes como judo y balompié.  Hay que hacer un vuelco en valores, es su lema, dejando semillas mejoradoras y recalcando en dos puntos: Cultura de ciudad y proyectos de vida desde los primeros años de enseñanza.  Ha logrado que merme la cultura de violencia que había antes en ese entrañable plantel del corregimiento de Nariño.



José Antonio Rave Sáenz 


Nacido en Barragán, como el sabio Jorge Saúl García Mendieta o Dídimo Páez Velandia, Ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Antonio es el menor de seis hermanos.  Es hijo de Cosme Damián Rave Osorio y Felisa Sáenz García.  En la escuela Segundo Henao, de Calarcá, hizo su primaria y el bachillerato en el Jorge Robledo, hasta el curso noveno, validando los dos últimos años con el Icfes.  Filósofo por vocación, estudió en la Universidad Santa Tomás de Aquino, regional de Cali, para hacer luego una maestría en Educación y desarrollo local con la Universidad Católica de Manizales.  Los siete saberes de Edgar Morin son un referente en su filosofía pedagógica.  Su autor predilecto es Gabriel García Márquez, y Leonardo Favio, su cantante preferido.  Lo mejor de Tuluá es su gente, su hospitalidad.  Lo peor, la indiferencia, la insensibilidad social.  Casado con María Nadezda Torres, es padre de Elisa María, Ingeniera de sistemas de la Unam y de Gustavo Ernesto, Tecnólogo en telecomunicaciones.  Cree que su mejor aporte al mitológico Instituto Industrial Carlos Sarmiento Lora, de Tuluá, es haber logrado una cultura de convivencia, algo tan difícil de obtener  ahora.  Lleva tres años orientando los destinos de este colegio que tanto le ha entregado a la educación nacional.  Comenta a menudo que la gente del Centro del Valle, le recuerda su parecido con el cardiólogo García Mendieta.