GEWB

Daniel Potes Vargas

OPINIÓN

Tulueños destacados Edicion 538




Álvaro 

Moncada Gómez

Hijo de Juan Moncada Aristizábal y de Ana Deiba Gómez Ramírez, es el mayor de tres hermanos.  Jaime, de vocación sacerdotal, es el único tulueño que vivió en una de las habitaciones de El Vaticano; y Carlos, que vive desde hace décadas en la ciudad eterna y desde allí le envía a Álvaro los artículos religiosos católicos que él ofrece a tulueños y a tulueñas en su almacén La Casa del Rosario, que es exclusiva en ese ramo en Tuluá.
Ahora en la legendaria carrera 27, contiguo a Coomeva, continúa con el cultivo de ese mundo comercial y litúrgico.  Con su sano humor tulueño, comenta que no sólo son sus clientes viejecillas camanduleras sino jóvenes interesados en fortalecer su visión católica del mundo a través de textos y trabajos musicales, en un mundo cada vez más ruidoso y adorador de basuras ideológicas.


Carlos 

Colonia Rodríguez

Es el séptimo de 13 hermanos, este mitológico docente de Educación  Física, miembro de una familia que siguió esos imperativos deportivos motivada  por Osmiro, el mayor de los hijos de Alonso Colonia Zúñiga y Ligia maría Rodríguez Lemus. Fue alumno fundador de la Facultad de Derecho de la Uceva, donde cursó dos años tras haber estudiado en el Gimnasio del Pacífico. Cree que El Tino Asprilla, es el mejor jugador que ha tenido Tuluá. Fue profesor del colegio Franciscano y desde el 5 de octubre de 1975, fecha en que llegó al  IMELS, ha sido  docente del Instituto Eleazar Libreros Salamanca. Comenzó su labor cuando era rector José Eladio Salamanca. Campeón y entrenador de múltiples disciplinas deportivas, Carlos es honra y prez de la docencia deportiva centrovallecaucana. Casado con María Lucena Giraldo Castro, es padre de Carlos Alberto, que estudia en la Escuela Nacional del Deporte y ha sido igualmente campeón en varios torneos en la modalidad futbolística. Ningún miembro de la entrañable familia de Carlos Alberto Colonia Rodríguez, ha sido ajeno al interés deportivo. Para ellos, la vida, al mismo tiempo que es un juego complejo, es una disciplina y una responsabilidad.