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Daniel Potes Vargas

OPINIÓN

Carlos Muriel Rojas

Por: Daniel Potes Vargas 

Aunque las uvas están verdes todavía y nada hay seguro para la alcaldía y Concejo de Tuluá, por vez primera se ve algo insólito en esta alucinante ciudad. Ya hay más caciques que indios. Tanto jefe no sabe de dónde saldrán soldados para votar por ellos. Carlos Muriel es de Alcalá, Valle y allí, en su tierra natal fue concejal por el movimiento Alianza democrática del M-19.
Es hijo de Benicio Muriel Buriticá y de Luz Élida Rojas Toro.
Es el cuarto de once hermanos. Estudió su primaria en la escuela Santo Tomás de Aquino y su bachillerato en la Concentración Agrícola, ambas instituciones educativas de Alcalá. Es técnico en obras civiles y hace política desde que se conoce. Lleva 25 años en Tuluá y conoce sus problemáticas y eventuales  soluciones. Es un político sin jefe, aunque se lleva bien con todos los jefes políticos de Tuluá. Es luchador denodado por su causa. Tiene dos hijos: Luis Javier Muriel Taborda, que estudia Ingeniería civil en Panamá, y Jenny Vanessa, que cursa su último año de medicina en Cuba. 
Cree que la implementación de canchas múltiples en las zonas más socio-deprimidas de Tuluá ayudaría a resolver parte de algunos problemas de esta ciudad en materia social, como la deserción escolar, la violencia entre pandillas y el consumo de alucinógenos. Muriel reitera su lucha por llegar al recinto de los 17.