GEWB

Daniel Potes Vargas

OPINIÓN

Tulueños destacados Edición 544




Alonso y Erasmo González Botero


Más antioqueño que una arepa de Bolombolo, los hermanos Alonso y Erasmo González Botero, llegaron a alegrar la carrera treinta de Tuluá hace 37 años. 
Igual número de certámenes feriales han disfrutado y hecho disfrutar con su música en un local diagonal al taller de conversión a gas vehicular de Sergio Mario Victoria González, que no es primo de ellos. Erasmo tiene bigote de revolucionario pancho villista. Alonso es el cuarto de doce hermanos, número apostólico muy frecuente en los pueblos de Antioquia, aún en La Unión, cerca de La Ceja, donde nacieron. Hijos de Jesús Arturo González Muñoz y Berenice Botero Pavas, tienen apellido de novelista paisa. De los doce, sólo tres tienen bigote y el mostacho lo exhiben como lo haría un bucanero del Caribe. Lo mejor de Tuluá, para ellos, es su gente. Lo peor, la violencia intolerante de algunos y su tendencia al crimen.

Alba Neisa  Benjumea  Solórzano

Pariente del gordo Benjumea, Alba es hija de José Manuel Benjumea Quiroz, nacido en Andes, la tierra del nadaísta Gonzalo Arango y Valentina Murillo Benjumea. Ha sido maestra de escuela, coordinadora y rectora. Lleva seis años al frente de la institución educativa de Agua clara, tras haberlo sido del Colegio Alfonso López Pumarejo, que cuando eran épocas violentas lo llamaban López Puñalejo.
Es licenciada de la Uceva en Sociales y Magister en Administración educativa de Univalle. Su tesis fue La reorganización educativa de Tuluá. Casada con José Olmedo Murillo Balanta, vive enamorada de su profesión y ha recogido elementos de la cultura de Aguaclara como la mazorca y el ladrillo de los galpones en los símbolos colegiales. Nacida en Trujillo, se siente tan tulueña como cualquier orejón nacido en estos lares. Su primaria la hizo en la escuela Julia Becerra, cuando era rectora Alba Marina de Vásquez, y su bachillerato cuando Leonor de Acosta era rectora de la Normal Central Femenina.