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Daniel Potes Vargas

OPINIÓN

Hugo Bruzón Cotes

Por: Daniel Potes Vargas

Nació en la bella Riohacha en el año del bogotazo y quizás a ello atribuye un influjo lunar hacia la rebelión. Hijo de Juan Manuel Bruzón Pérez, Hugo cursó su primaria en la escuela Divina Pastora, de su ciudad natal, donde también nació el inolvidable José Prudencio Padilla.
Este vástago de Aurora Cotes Ortiz, con apellido de Cien años de soledad, se hizo bachiller en el Liceo Nacional Padilla y agrónomo en la Universidad Nacional, sede de Palmira. Es especialista en Administración de empresas de la Universidad Antonio Nariño, con sede en Buga.
Lee con devoción a Gabriel García Márquez y con admiración a Mario Vargas Llosa. Considera Hugo que “La fiesta del chivo” es una catedral de novela, de literatura. Autor de un libro de cuentos llamado “Residencia en lo absurdo”, Hugo es devoto lector de Juan Rulfo y fue decano de Administración de empresas de la Unidad Central del Valle.
Mira como entre nieblas, los relatos fantásticos de Eduardo Zalamea Borda, en “Cuatro años a bordo de mí mismo”, que se desarrollan en Manaure, Guajira.
Y ve con las mejores miradas que los europeos, desdeñando lujos del Caribe, sean más felices durmiendo en una hamaca al lado de la espuma del mar en el Cabo de la Vela. Con su ventripotencia académica, Hugo es ya parte del paisaje cafetero de Hernando, el del Café al paso, sede del subsuelo y autor de otros dos libros sobre valores y superación integral.